.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Terrible Angels



-La desgracia abatible de Santiago, la tristeza inminente en las miradas, el insomnio permanente y el sol lento. Eso es lo que amo de este lugar.
-Nadie puede realmente amar esas cosas.
-Quizás nadie puede realmente amar algo.
-Entonces no amas nada.
-Es verdad, aunque nunca se sabe.
La idea de hacer listas siempre me gusto. Un día empecé a hacer una lista con las diez cosas que mas me gustaba hacer. Caminar por el paseo Bulnes a las 19:30, correr por Providencia, subir el San Cristóbal en la noche, juntarme con amigos a hablar de nada, etc. Esa lista cambiaba al igual que yo. Hoy repasaba mi lista actual, pero al nombrarla me daba cuenta que se relacionaba con cosas que no me pertenecían, si no que eran un simple estado de acción. Tu por el contrario, tratabas de pensar en otras cosas. “Cosas”, donde cabe tanto y al mismo tiempo no entra nada. Me mirabas, lo se. Se cuando alguien me mira y cuando alguien “me mira” (además te habías puesto maquillaje y tus ojos lucían mejor que nunca). Tratabas de entender de que hablaba y si hablaba contigo o con el aire. Yo trataba de no responder a tus miradas, ya estaba borracho y sabia que si te miraba se podía malinterpretar. Tome el Alto y me serví otra, la vista era buena. A veces mirar las cosas de lejos las hacen parecer mas bellas (aunque tu de cerca, con ese vestido, lucias bellísima), todos esos edificios iluminados parecían una pequeña constelación que solo se puede apreciar desde acá arriba.
-¿Y ahora?
-Nada…
Te acercas, me tomas la mano y me hablas lentamente al oído. Bajamos a tu departamento, luego me voy a mi casa.
Siento que mi lista crece un poco mas. Y ahora quizás, (solo quizás) me pertenece.

Archivo del blog

Etiquetas