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jueves, 29 de mayo de 2008

Pura mierda



Cuando camino por la calle. Los árboles son explosiones de napalm. Las líneas rojas son campo minado.

Tu eres un espía de la KGB. Yo soy neutral, pero me pagan millones por hacer esto.

Si tan solo mi cabeza fuera de mentira.

lunes, 26 de mayo de 2008

In transit (extracto de Perro, algún día les cuento)



Un paso al futuro y otro corto hacia atrás. Al final ni lo uno ni lo otro. Nos miramos a la cara, me tomaste la mano, corrimos y te lleve a ese lugar. Donde me siento y miro desde la mitad de esta mierda hasta el Santa Lucia.

-Me encanta este lugar, porque puedo ver todo, desde acá uno se da cuenta que hay espacio en medio de los edificios. Los edificios también me gustan, pero mas que ellos, me gusta el espacio entre ellos. A veces vengo solo, cuando no tengo nada que hacer, pienso un rato, escucho Albert Hammond, Jr, respiro un rato y después me voy. Otras veces vengo acá, miro a la gente y pienso que hay mucha gente. – en ese momento siento el pavor enorme, el de siempre, de pensar que en serio hay mucha gente y yo también soy “una gente mas” y que todos pasan por ahí transitando- se que piensas que decir que “hay mucha gente” es muy tonto pero a mi me aterra. Si el mundo fuera pequeño seria fomesisimo pero no asustaría.

-¿Y quien quiere asustarse?

-…verdad, las hueas que digo.

martes, 20 de mayo de 2008



Todos los personajes y lugares son ficticios. La música nos recuerda lo lejos que esta la India. Los colores son amarillos y el olor en el aire es solamente Santiaguino, en otras palabras, irrespirable. Aunque el viento ayuda mucho.

-Como que ya se fueron todos.
-Si, igual como seguiría carreteando
-Yo también.
-Bueno, vamos pos.

Ahora hacemos cosas así, durante el ultimo tiempo habíamos aprendido a sorprendernos de nuestras decisiones tontas. Me daba lo mismo que hacer, ni siquiera sabia si pasarlo bien en ese momento, pero la idea de no dormir me atraía. Estábamos con Matías, un viejo amigo que había estudiado con nosotros, era el peor borracho de la existencia. En eso comienza “You know that it would be untrue...You know that I would be a liar”.

-Jim nunca se equivoca, esta noche no puede estar mal- Matías se refería al que llamábamos rey lagarto. Lo mire y le dije
-claro, vamos pos, nada puede salir mal- pagamos la cuenta y salimos. Esperanzados que siempre se puede estar mejor. Caminamos por la calle, cruzamos providencia corriendo mientras en nuestra cabeza sonaba el mensaje del bueno de Jim “Try to set the night on fire, yeah…”. Llegamos a ese puente que parece salido de otra ciudad, como excesivamente curvo y muy iluminado. Paramos. Ignacio se acostó en el puente mientras miraba el cielo y el agua del Mapocho corría por abajo. Gritamos cosas y nos quedamos ahí, cada uno separado, pero todos juntos. Miramos y pensábamos en que nos iríamos de ese puente y que el momento era perfecto pero que no aguantaba mas. Seguimos caminando rápido. Lleguemos a Estados unidos, dimos vueltas inútiles en busca de unos mugrosos pero agradables Belmonts Light de 20.

Al final, ni lo uno no lo otro, solo con la sensación de que esa fue una “buena-mala noche”.

lunes, 12 de mayo de 2008

El reloj mental y los perros imaginarios

Me gustan los perros y el tiempo, los primeros por su bondad infinita y lo segundo por ser una idea demasiado loca. Me encanta que muevan la cola cuando están felices, es tan fácil y tan expresivo. Me gusta cuando perciben cosas que están mas allá de su comprensión perruna. Ponen caras y tienen personalidades, hacen cosas o están ocupados. Corren y hacen tramites, hasta incluso a mas de alguno le gustan los relojes. Ellos funcionan solo con relojes mentales, porque los otros les irritan su pelaje. Se ponen de acuerdo una vez al año, en su propio calendario perruno, a que momento del día van a llamar las 11:00 p.m –hora mágica para los perros, no pregunten- para de ahí en adelante echar a funcionar sus relojes mentales.

A mi me encantaba el Rex –mi perro de la infancia- porque era el ser con mas corazón que yo conocí. Estoy seguro que el no se preocupaba ni siquiera por su reloj mental, sino de poner cara de pavo sonreírme y jugar conmigo.

Quizás esa fue su enseñanza para mi.
Cuando viene el reloj a mi mano, le hago un amague moviendo la cola.
Luego sonrió y pongo cara de pavo.


lunes, 5 de mayo de 2008

Gorro Rojo


Cuando era mas chico, me gustaba mucho la naturaleza. Al decir naturaleza, me refiero a esta como el concepto que uno utiliza para referirse a la idea general sobre los animales, plantas y cosas así. Me sentía cercano –sin saber- a una visión ecológica de la vida, convirtiendo mi gusto por cuidar a la Tierra en mi forma de ser. Sin embargo, de todas los seres de la tierra, los que mas destacaban para mi eran los animales marinos. Siempre he pensado que todo esto viene de ver tantos videos de Jacques Cousteau. El era mi héroe máximo. Me gusta(ba) la idea de como una persona con gorro rojo podía ir a los exóticos mares de la polinesia y nadar con las tortugas o peligrosos tiburones, filmarlos y hacerlos parecer algo fuera de este mundo –lo mas cercano a un extraterrestre terrestre-. Entonces, ahí decidí que debía ser biólogo marino –o algo así como buzo submarino, porque digamos en esa entonces no pensaba que alguien me obligaría a pensar que había que necesariamente estudiar para poder hacer cualquier cosa-. Después yo tendría mi propio barco y recorrería los mares en busca de mis propias filmaciones. Aun mas, tendría que cuidar a todos los seres marinos y atacar a los nocivos japoneses que buscaran ballenas azules – o mas bien a las Balaenoptear musculus-. Paralelamente a eso, desarrollaba proyectos en mi casa. Juntaba todas las monedas que me daba mi pa o ma, para después cambiarlas por tubos de ensayo para hacer experimentos en mi casa. Me compre muchas de estas cosas y las limpiaba afanosamente como un investigador que cuidaba su laboratorio. A estas alturas, todos mis familiares me regalaban cosas “científicas” –libros, mas tubos de ensayos y cosas por el estilo- y me hacían preguntas sobre los animales, frente a lo cual yo respondía con monólogos enormes que me aprendía de esos libros con dibujos de animales. También tenia un proyecto de “clorofila” que se llamaba Clorofila Cacho y Hueso. Este proyecto consistía –en la ingenuidad- de poder quitar clorofila de una planta para traspasársela a otra planta que se estuviera muriendo, de esta forma tendríamos plantas mas sanas y eternas. Teníamos una canción y un logo, experimentamos con resina de árboles y cosas así, por su puesto, ninguno de los proyectos resulto.
Finalmente Jacques Cousteau muere el 25 de junio de 1997 en Paris.
Yo cuando tomo me acuerdo de él, hablo en francés y me tiro de espaldas al piso.
Cada vez que me tiro al piso de espaldas recorro mi historia.
Este es mi homenaje, a Jacques Cousteau.
Este es mi homenaje al poder de un gorro rojo.
Salud.

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